Desde la evaluación centrada en el resultado, hasta la evaluación para transformar.

DESDE LA EVALUACIÓN CENTRADA EN EL RESULTADO, HASTA LA EVALUACIÓN PARA TRANSFORMAR
¿Cuál es el pensamiento vigente de la evaluación en las organizaciones educativas?


     La educación como deber social y derecho humano, constituye uno de los procesos medulares en la formación personal, académico e intelectual del individuo. Por  lo tanto, representa las bases de crecimiento sostenible de una nación, repercutiendo significativamente en la familia, la sociedad y la persona en sí mismo, como factor imprescindible e inherente en el desarrollo evolutivo del ser biopsicosocial.
     De allí que, en el proceso educativo se vea involucrado varios aspectos, como las necesidades y potencialidades del estudiantes, las teorías pedagógicas para llevar la instrucción, las estrategias, técnicas y recursos, que permiten la interacción y socialización de los saberes, el contexto sociocultural en donde se desenvuelve la persona, los actores educativos centrales del proceso y la evaluación como eje medular para medir un saber a través de resultados o transformar una realidad.   
     Desde este punto de vista, para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO: 1997), la evaluación en la organización educativa, debe ser vista, como un elemento integrador, que permite la valoración de todo el talento humano que hace vida en la misma, puesto que
La evaluación del sistema educativo no se refiere únicamente a evaluar el logro escolar. El proceso educativo se basa en la interrelación de objetivos, experiencias de aprendizaje y evaluación estudiantil; por tanto, las posibilidades de evaluar el sistema dicen relación con evaluación de objetivos, de los docentes, de los factores que influyen en el proceso (textos, establecimientos, padres, etc.) directores de establecimiento, ambiente, características personales de los alumnos —como autoestima, influencia familiar, condiciones de vida, gasto en educación, nutrición. (p. 7).

     A juicio de la UNESCO, la evaluación no solo se limita a evaluar los logros de los estudiantes, sino también abarca, un proceso valorativo de toda la organización y de aquellas variables externas, que influyen de manera positiva o negativa sobre la apreciación y desempeño los actores educativos. Por lo que es vista como un elemento circular constante y como una herramienta eficaz en la organización, cuando esta es aplicada adecuadamente.
     Por lo tanto, vale la pena preguntarse: ¿Se evalúa por un resultado o para transformar? y ¿Cuál es el pensamiento vigente de evaluación presente en las organizaciones educativas? Para dar respuesta a estas interrogantes, es necesario partir del modelo de evaluación propuesto por Ralph Tyler, por considerarse el autor pionero, que abordo esta temática desde las organizaciones educativas, sustentándose en el paradigma positivista, la concepción de la nueva escuela y la psicología evolutiva, como premisa que permitió una nueva visión sobre los procesos evaluativos en las intituciones. Para Tyler (1950), la evaluación es entendida como:
El proceso de la evaluación es esencialmente el proceso de determinar hasta qué punto los objetivos han sido actualmente alcanzados mediante programas de currículos y enseñanza. De cualquier manera, desde el momento en que los objetivos educativos son esencialmente cambios producidos en los seres humanos, es decir, ya que los objetivos alcanzados producen ciertos cambios deseables en los modelos de comportamiento del estudiante, entonces, la evaluación es el proceso que determina en nivel alcanzado realmente por esos cambios de comportamiento. (p. 69).  

     Para el referido autor, la evaluación es entendida en base a los objetivos alcanzados y traducidos en conductas observables por los estudiantes, cuando se da un cambio sobre el comportamiento de los educandos, alcanzándose los objetivos educacionales del programa. Asimismo, Tyler (1973), considera que:
educar significa modificar las formas de conductas humana... que comprende tanto el pensamiento y el sentimiento como la acción manifiesta. Vista así la educación, resulta claro que sus objetivos son los cambios de conducta que el establecimiento de enseñanza intente obtener en los alumnos (p. 11).
     Las ideas, establecidas por Tyler, permiten comprender que el proceso educativo se concibe como un cambio de conducta humana, basado sobre el comportamiento, el nivel cognitivo y afectivo del estudiante, que reflejan el resultado de los objetivos del programa. Además, Tyler, percibe que los cambios educativos no se logran de inmediato, pero que se tiene que enfatizar en los objetivos educacionales y actividades educativas, para poder trabajar en función a ellos y obtener resultados favorables que se reflejan en la conducta del ser humano.
     Para Tyler, la evaluación es concebida como un proceso objetivo, mesurable, medible, cuantificable, en donde el docente debe utilizar instrumentos de estandarizados o confiables, para medir lo que se desea valorar. Si los resultados de la evaluación son favorables, se han alcanzado los objetivos, de lo contrario, se hará una revisión del programa, para determinar las debilidades, y, así poder alcanzar los resultados del mismo.
    En este orden de ideas, para Nirenberg (2001), la evaluación debe comprender un todo en sus partes, y entendida como un acto de planificación sistemática y organizada, pues es “una actividad programada de reflexión sobre la acción, basada en procedimientos sistemáticos de recolección, análisis e interpretación de información, con la finalidad de emitir juicios valorativos fundamentados y comunicables” (p.2). Por lo tanto, para la autora citada, la evaluación debe articulase con técnicas, estrategias y recursos que permitan el acto de reflexión constante sobre la acción, teniendo como eje central al ser humano, como aspecto de transformación social y personal.
     En este sentido, para Alves y Acevedo (1999), la evaluación para la transformación, es entendida como “la valoración que se hace a partir de una reconstrucción de la realidad. Aprendizajes, actividades, programas, o instituciones son sometidos a un estudio sistémico para evidenciar su incidencia en los procesos de transformación individual y social”, es decir, es una evaluación global que analiza cada parte en sus partes, para comprender el proceso de aprendizaje en el educando y actores educativos del proceso, viéndose su incidencia en el individuo como ser biopsicosocial y en su entorno sociocultural.
     Para lograr, una evaluación para la transformación, es necesario que el docente rompa con sus esquemas mentales rígidos, del ver el proceso centrado en un resultado, en donde lo más importante es repetir adecuadamente una cadena hablada de palabras, sin que tenga conexión con la vida del estudiante y el contexto social que lo circunda. Por lo tanto, a juicio de Pérez-Esclarin (1999:2006), “es necesario superar, por consiguiente, la actual escuela y esa cultura escolarizada, incapaces, a pesar de su retorica, de formar sujetos reflexivos, emprendedores y autónomos” (p.64).
     Las ideas del autor, permiten interpretar que la escuela se ha centrando en un solo elemento para evaluar a los estudiantes como es el aspecto cognitivo o la brecha cognitiva como lo establece la UNESCO (2005), en donde pareciera prevalecer ideas estéril e inerte, con una carga vacía, que lleva a la destrucción masiva del pensamiento creador, innovador, emprendedor y activo del nuevo educando que se encuentra en los ambientes de aprendizaje. Por lo tanto, el docente tiene un gran reto en su labor educativa, convertirse junto con sus educandos en “propulsores de iniciativas y acciones que se dirijan a contemplar la reflexión con la práctica” (p.73), según Pacheco (2013).
     De esta forma, urge la necesidad de una revisión interna del docente y de las organizaciones educativas, sobre la forma de cómo se están llevando a cabo el proceso de evaluación, pues se debe comprender que estamos ante presencia de una sociedad en constante transformación, de un mundo globalizado y tecnológico  y, de un estudiante que dejo de ser un receptor pasivo de información. Para iniciar este proceso, el docente de hoy en día y las organizaciones educativas que deseen aprender de su colectivo, deben deslastrarse de esa práctica evaluativa perversa de resultados, de medir contenidos repetitivos, de ser el único centro de conocimiento, para pasar a trabajar desde el colectivo hacia un proceso de transformación, individual, grupal y social.
     Es menester, citar una frase del profesor Pérez-Esclarin, que invita a todo aquel ciudadano lector de este ensayo critico, a un proceso introspectivo de su praxis educativa “Dime como evalúa, y te diré que tipo de docente eres”.

Por Equipo COIBO (2014):
Félix Colina Ysea1
Flor Pacheco
José Luis González
Nayade Domenech. 

  
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alves, E. y Acevedo, R. (1999). La Evaluación Cualitativa. Reflexión para la Transformación de la Realidad Educativa. Ediciones Graphics. Valencia-Venezuela.
Nirenberg, O. (2001). Nuevos Enfoques en la Evaluacion de Proyectos y Programas Sociales. VI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública. Buenos Aires- Argentina.
  Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencias y la Cultura. (2005). Hacia las Sociedades del Conocimiento. Ediciones UNESCO. Paris-Francia.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. (2006). Situación Educativa de América Latina y el Caribe: Garantizando la Educación de Calidad para Todos. Ediciones UNESCO. Impreso por Salesianos impresores S.A. Santiago-Chile.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. (1997). Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación. Ediciones UNESCO.
Pacheco, M. (2013). Pedagogía e Historia Regional. Edición Ministerio para el Poder Popular para la Cultura. Caracas-Venezuela.
Pérez-Esclarin, A. (1999). Educar en el Tercer Milenio. Editorial San Pablo. Caracas-Venezuela.
Tyler, R. (1973). Principios Básicos del Currículo. Editorial Troquel S.A. Buenos Aires-Argentinas.

Universidad Privada Rafael Belloso Chacín. (2002). Manual de Trabajo de Grado y Tesis Doctorales. Normas URBE. Decanato de Investigación y Postgrado. 

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